No toda el agua es igual: aprende a diferenciar aguas limpias, grises y residuales

Cuando hablamos de instalaciones hidráulicas, depuradoras o estaciones de bombeo, muchas veces se mete todo en el mismo saco: “agua es agua”. Pero no. Cada tipo de agua tiene un origen distinto, un tratamiento diferente y un uso muy concreto.

En Talleres San Félix, llevamos más de cuatro décadas trabajando con sistemas que mueven, filtran y regeneran el agua en la Región de Murcia. Sabemos que entender qué tipo de agua manejas es clave para que todo funcione como debe.

Aquí te contamos, de forma clara, cómo se clasifican las aguas y por qué no es lo mismo una bomba para aguas limpias que una para aguas residuales.

Agua limpia: la más fácil de manejar

Es el agua que no ha sido usada ni contaminada. Puede venir de un pozo, de una red de riego o de la red de suministro general. Es ideal para usos agrícolas, industriales o domésticos cuando no se necesita potabilidad total.

¿Qué hacer con ella?
En muchos casos, basta con impulsarla, distribuirla o almacenarla con equipos de bajo mantenimiento. Aquí entran en juego bombas de caudal constante, sistemas de presión o recirculación que no requieren filtración exigente.

Agua gris: una oportunidad de reaprovechar

Este tipo de agua ya se ha usado, pero no está tan contaminada como para desecharla del todo. Proviene de duchas, lavabos, lavadoras o incluso de procesos industriales no agresivos.

¿Y si se pudiera aprovechar?
Con el tratamiento adecuado, el agua gris se puede reutilizar para riego, cisternas o limpieza industrial. No es potable, pero sí útil. Requiere filtración, desinfección y, en algunos casos, sistemas automáticos de recirculación.

En instalaciones modernas, reaprovechar el agua gris significa ahorrar dinero y reducir el impacto ambiental.

Agua residual: la que no puede volver tal cual

Aquí ya hablamos de palabras mayores. El agua residual es aquella que contiene materia orgánica, restos químicos o bacterias. Proviene de inodoros, cocinas o vertidos industriales.

¿Qué necesita?
Un sistema de tratamiento completo: separación de sólidos, decantación, depuración biológica, control de olores… y, sobre todo, equipos robustos que soporten trabajo constante y caudales difíciles.

Este es el tipo de agua que tratamos en depuradoras o estaciones de bombeo industriales, donde una avería puede suponer sanciones o daños medioambientales. Por eso, trabajamos con bombas especializadas como las Flygt, diseñadas para operar con seguridad en condiciones exigentes.

¿Por qué es importante distinguirlas?

No es una cuestión técnica, es de sentido común. Cada agua exige una solución diferente, y usar el equipo inadecuado no solo genera averías: aumenta los costes, reduce la eficiencia y puede provocar problemas legales o sanitarios.

Además, si se identifican bien los tipos de agua desde el diseño del proyecto, se pueden recuperar más recursos, consumir menos energía y alargar la vida útil de los sistemas.

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